Recientemente, nos hemos aventurado a una península cercana al mar, donde pudimos experimentar dos caras distintas: una de ellas mostrando su lado más salvaje. Acompañados por un hermoso prado, aprovechamos las últimas horas de luz para capturar bonitas imágenes. El resultado es un reportaje fotográfico en tonos dorados que, combinado con el vestuario de Raquel y Fernando, ha quedado simplemente espectacular. No podría estar más contento con el resultado final y espero que estas fotografías les transporten a ese lugar mágico donde la naturaleza se funde con la belleza humana.